En junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, que este año se centra en restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía bajo el lema Nuestras tierras. Nuestro futuro.
América Latina y el Caribe enfrenta grandes desafíos ante este escenario.
Hace casi cuatro décadas, los temas ambientales se incorporaron en el discurso cuando se empezó a entender que los sistemas agrícolas productivos debían incorporar el bienestar humano, el uso eficiente de los recursos naturales, la gestión del agua, el uso adecuado de químicos y promover el cuidado de la biodiversidad. Luego, vinieron las declaratorias y las convenciones de Biodiversidad y Cambio Climático, que han permitido elevar la discusión de estos temas a un alto nivel político.
El cuidado del medioambiente va mucho más allá de la protección de las áreas protegidas y de la vida silvestre. Tiene que ver con la producción de alimentos sanos y nutritivos, con bienestar en cuanto a la calidad y los medios de vida, en armonía con un entorno rural y urbano sano.
Para avanzar en esa línea, es esencial entender la interdependencia entre los recursos naturales y los factores socioeconómicos, promoviendo acciones para adaptarse al cambio climático, para cuidar, utilizar y restaurar la biodiversidad, garantizando la integridad de los servicios ecosistémicos vinculados a la producción de alimentos, de cultivos, de la pesca, de la acuicultura, de la ganadería y de la silvicultura.
De nada sirven los esfuerzos en restaurar, si no controlamos las acciones que degradan nuestro entorno.
Debemos pasar del acuerdo a la acción, para asegurar un mundo más saludable y próspero para las generaciones venideras.
Un Mejor Medioambiente es clave para una Mejor Producción, una Mejor Nutrición y una Vida Mejor, sin dejar a nadie atrás.
*Por Hivy Ortiz Chour, Oficial de Mejor medio ambiente. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para América Latina y el Caribe.*
Fuente: FAO